10.2.08

SOLUCION QUIRURGICA

Un temblor inminente sacudió su cuerpo en la madrugada. Comenzó a sentir los terribles dolores de esa enfermedad que al comienzo , en sus años de adolescente, había sido tan agradable. No sabía si era un dolor fisico o espiritual, pero algo tenía claro : Era un dolor insoportable que hacía ya varios años le causaba el mas insufrible de los insomnios. Algunas veces era ligeramente soportable, pero otras como esta, era sencillamente inconmesurable, sin dimensiones.

Nunca creyó que esa enfermedad fuera a costarle tanto sacrificio. Dormía una hora diaria con los ojos abiertos. Ese era todo su descanso. No entendía como la muerte no se había aprovechado de esa situacion martirizante. Estaba confundida y se preguntaba si debía hacer algo al respecto. Tenia la sensación de que algun día, al caer en ese letargo diario de una hora, quedaría ahí, inerte, atrapada por la hoz.

Trató de identificar exactamente de donde provenía ese dolor. Se puso de pie y camino hacia la ventana. Corrió la cortina y se asomó. La oscuridad y el silencio interrumpido de vez en cuando por ladridos de perros callejeros enredaban aun mas sus pensamientos y le causaban mas malestar.

Pensó en la posibilidad de someterse a una operación que le quitara de una vez por todas ese problema. Se confesó a sí misma que eso era lo que siempre había deseado, una cirugía que la librara de esa desagradable sensación. Una cirugía que le arrebatara esa afección corporal, y que le arrancara ahora y para siempre la belleza física.